Hay bebidas que van más allá del sabor. Que huelen a domingo en una terraza, a charla entre amigos o a un mediodía sin prisa. El vermut es una de ellas. Está presente en muchos hogares, bares y botelleros de siempre, y no es casualidad: tiene algo que engancha, que invita a saborearlo con calma.
Y aunque suene a clásico de toda la vida, lo cierto es que todavía hoy genera preguntas: ¿Cómo se toma? ¿Cuántos tipos hay? Todo eso y más lo descubrimos aquí, con la intención de que lo disfrutes más la próxima vez que lo tengas delante. Y si alguna vez te has preguntado cómo se hace el vermut, este es el lugar para empezar.
Desde Excellent Cork, como fabricantes de tapones sintéticos para embotellados, hemos preparado este artículo en el que te contamos todo lo que quieres saber acerca de este aperitivo.
¿Qué es el vermut?
Hay muchas formas de explicarlo, pero vamos a hacerlo fácil. Si te preguntas “vermut qué es”, la respuesta está en su origen: es un vino aromatizado. Eso significa que parte de un vino base (normalmente blanco) al que se le añaden hierbas, especias, flores o raíces. Todo eso se macera, se endulza un poco, y se afina para que tenga ese sabor tan particular entre dulce y amargo.
El resultado es una bebida con mucha personalidad. No es un licor fuerte, pero tampoco un vino corriente. Tiene historia, cuerpo, carácter… y un sitio asegurado en cualquier buen aperitivo.
¿De qué está hecho el vermut?
Lo mejor de esta espirituosa es que puede parecer sencilla, pero tiene su intríngulis. La bebida vermut se elabora a partir de tres elementos clave: vino, botánicos y algún tipo de azúcar o caramelo.
El vino es la base. No uno cualquiera, sino un vino blanco neutro que no se lleve por delante los aromas añadidos. Después vienen los botánicos: hablamos de ajenjo (imprescindible), canela, clavo, piel de naranja, cardamomo, vainilla, y así hasta donde llegue la imaginación del productor. Cada fórmula es distinta, y por eso no hay dos vermuts iguales.
Por último, se ajusta el dulzor, se añade en ocasiones un poco de alcohol para equilibrar, y se deja reposar. Y ahí es cuando empieza la magia.
Tipos de vermut más conocidos
Aunque es una bebida muy personal, hay algunos estilos que se repiten en todo el mundo. Eso sí, cada uno tiene sus matices, así que conviene conocerlos un poco antes de elegir el tuyo.
- Rojo o rosso: el clásico. De color ámbar o caoba, con sabores cálidos, especiados y un toque dulzón. Ideal para tomar solo, con hielo y una rodaja de naranja.
- Blanco o bianco: más claro, más suave y ligeramente dulce. Suele tener aromas florales o cítricos, y se presta mucho a combinados ligeros.
- Seco o dry: menos azúcar, más amargor, y un perfil herbal muy marcado. Si te va lo potente y elegante, este es el tuyo.
- Rosado: más moderno, con tintes frutales, fácil de beber y con ese punto fresco que encaja con tardes de verano o vermuts improvisados.
- Vermut sin alcohol: perfecto si quieres disfrutar del ritual sin preocuparte por la graduación. Mantiene los aromas y parte del sabor, pero sin el efecto del alcohol.
¿Lo mejor de todo esto? Que no hay que elegir solo uno. El vermut admite gustos, ocasiones y combinaciones. Y eso lo hace aún más irresistible.
¿Cómo se prepara un buen vermut?
No hace falta ser coctelero ni tener una cristalería de lujo para preparar un vermut que apetezca. Con saber un par de trucos, ya lo tienes hecho. Aunque hay mil formas de disfrutarlo, hay algunas pautas que mejoran la experiencia con cualquiera de los tipos de vermut que elijas.
Empieza por servirlo bien frío. Si puedes, con uno o dos cubitos de hielo. Añade una rodaja de naranja o de limón, según te guste más dulce o más cítrico. Algunas personas le ponen una aceituna (sí, de las verdes), otras unas gotas de sifón o tónica para rebajarlo un poco.
¿El vaso? Mejor corto y ancho, de esos que invitan a reposar el codo. Y si lo acompañas con unas aceitunas, unas patatas fritas o unas anchoas, ya lo bordas.
Mejores momentos para tomar un vermut
Hay costumbres que no pasan de moda. Y tomarse un vermut en buena compañía es una de ellas. Estos son algunos de los momentos en los que mejor sienta:
- A mediodía, antes de comer.
- En una terraza, con sol suave.
- En casa, como ritual de desconexión.
- En fiestas, celebraciones o domingos sin prisas. En citas, como inicio perfecto de una conversación.
- En un bar de barrio, donde ya saben cómo lo tomas.
Y la verdad es que no hace falta esperar a uno de esos momentos, saber cómo se prepara un vermut también tiene que ver con el contexto, y cuando apetece… apetece. Así que cualquier momento puede ser bueno si el cuerpo lo pide.
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Ahora ya lo sabes todo de esta bebida que es el vermut, sus sabores, momentos y formas de disfrutarla. Pero detrás de cada botella, hay también pequeños detalles que importan. Uno de ellos: el tapón.
En Excellent Cork nos dedicamos precisamente a eso. Somos fabricantes de tapones para botellas que necesitan un cierre fiable, seguro y funcional. Y el vermut es uno de esos casos en los que el tapón es un factor determinante, conserva los aromas, mantiene la frescura y cuida la presentación.
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